Carrion nos envía un texto sobre como este gobierno (en
contubernio con los dueños de los mass media, que además de ser dueños de ellos también los son de la casi totalidad de tierras y empresas del país) manipula la opinión publica, construye una base social a partir del manoseo ideológico y se muestra como el enviado de Dios en la Tierra…abuzamos un poco del Blog en la medida que también nos envía otros textos anexos, pero consideramos pertinente que todos podamos entender la situación tal como es. En hora buena esto nos ayuda a esclarecer la tendencia mafiosa y fascista de este actual gobierno... que ruede el expectaculo...

Como montar un espectáculo mediático
En una simple revisión de páginas editoriales y de opinión, de un pequeño sector de la prensa escrita colombiana durante este fin de semana, hemos encontrado análisis y puntos de vista acerca de la actual situación de confrontación entre el señor presidente, su familia y su ex-amiga Yidis, que nos estimulan a hacer una comparación y una reflexión política sobre el empleo de los medios de comunicación por parte del gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Esta situación puede servirnos para conocer la metodología del engaño y la manipulación mediática, es decir la “competencia comunicativa”, que caracteriza al actual régimen de fascismo democrático que ejerce el poder en Colombia.



La crisis general que debiera presentarse en el gobierno de Álvaro Uribe, a raíz de todo ese escándalo de la llamada parapolítica, es decir, de los indiscutibles nexos entre el narcotráfico, los genocidas de las motosierras y los militares con los parlamentarios, funcionarios y parientes del Señor Presidente, tratan de ser ocultados por el uso y el abuso de los medios de comunicación que se prestan a tender cortinas de humo, como esta de la novelesca confrontación entre el presidente y la confesa parlamentaria-delincuente. Ni más ni menos como lo recomienda la estrategia goebbelsiana, que busca mostrar al Führer -Hitler o Uribe- como el fundamento humano de toda verdad, como el sagrado redentor -Mesías- incapaz de calumniar o mentir. Así las cosas es menester que se presente en público de manera persistente, que se muestre, que jure ante las masas de tele-espectadores, se trata de una especie de constante epifanía.
Todo el vocabulario de “la verdad”, de “la decencia” y del amor a sus seguidores, es puesto a prueba públicamente, para que funcione junto con esa manipulada estadística de legitimación establecida mediante los supuestos altísimos porcentajes de aceptación, previamente fijados, desde algún clandestino ministerio de “esclarecimiento”. Habilidad mediática para impresionar un auditorio, una teleaudiencia seducida publicitariamente, ese parece ser el secreto encanto del uribismo.
Previo a los textos de mi pesquisa, me permito entregarles, también, los Principios de la propaganda nazi, obtenidos tambien en la Internet.
Un abrazo,
Julio César Carrión Castro
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escrito em domingo 20 janeiro 2008 12:05
Los principios de la propaganda
Los principios de la propaganda
Goebbels era un genio de la propaganda. Unos famosos principios impulsaron su trabajo. Todavía son usados hoy en día como herramienta propagandística. Son estos:
1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo
2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3. Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan
4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5. Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
6. Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad."
7. Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9. Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10. Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.
“Miente, miente, que al final algo quedará... ...cuanto más grande sea una mentira, más gente lo creerá..."
Joseph Goebbels, ministro de Propaganda nazi.
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Algunos textos de la prensa nacional…
El Nuevo Siglo - Análisis - Editorial
UN ESCÁNDALO CRECIENTE, UN ESPECTÁCULO
Uribe vs. Yidis: ‘bulto de anzuelos’ judicial
EL ESCÁNDALO por los sobornos y prebendas que en junio de 2004 funcionarios del gobierno le ofrecieron a la detenida ex parlamentaria Yidis Medina para votar a favor del proyecto que viabilizaba la reelección presidencial inmediata, se convirtió en una especie de ‘bulto de anzuelos’ judicial.
Esta semana, en menos de 36 horas, el propio Jefe de Estado y la Casa de Nariño expidieron siete comunicados replicando las acusaciones de Medina, en tanto que ésta y su abogado hicieron igual número de contra-réplicas y desmentidos a lo afirmado por la sede presidencial.El espectáculo no sólo fue insólito sino casi macondiano. De un lado, Uribe Vélez, su jefe de prensa y el ministro de Protección Social, Diego Palacio, disparando señalamientos desde la Casa de Nariño contra la detenida ex parlamentaria, y de ésta y el abogado Ramón Ballesteros esquivando los golpes y contraatacando con más señalamientos. Ambas partes se acusaron mutuamente de mentirosas y de estar detrás de montajes y otro tipo de maniobras ilegales para socavar la credibilidad del rival.
Lo peor de todo es que ese cruce de señalamientos, réplicas y desmentidos se hizo en vivo y en directo, con un eco mediático nacional e internacional muy alto y llevando al país a revivir las épocas aciagas del tristemente célebre ‘proceso 8.000’, cuando a diario la administración Samper disparaba comunicados desde la Casa de Nariño para contrarrestar las acusaciones que hacía desde la cárcel el ex tesorero de la campaña presidencial Santiago Medina, confirmando que el
Cartel de Cali sí entregó una millonaria financiación a esa causa política.
El escándalo ha crecido de tal forma que en los últimos siete días otro parlamentario (Armando Benedetti) fue vinculado preliminarmente a la investigación; la familia presidencial terminó en medio del asunto y ahora deberá declarar ante instancias judiciales; el Jefe de Estado dedicó gran parte de la semana al tema, distrayéndose de su labor de gobierno; el debate a la fallida reforma política terminó cruzado por toda esta polémica y en la Comisión I del Senado los antiuribistas hicieron parodias sobre el mismo, al punto de ver a personas disfrazadas con máscaras de Teodolindo; e incluso en medio de la tempranera campaña presidencial, ya se habla de que este caso, por encima del de la parapolítica que hoy tiene presos o investigados a 65 parlamentarios, será clave para definir si el actual Mandatario aspirará a una eventual segunda reelección.
Yidis en la sin salida
Yidis en la sin salida
Pero el enredo no termina allí. Al comienzo de la semana, de Yidis Medina solo se sabía que tenía el proceso en la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, en donde confesó que recibió sobornos gubernamentales y por lo tanto será condenada por incurrir en el delito de cohecho. Su pena de prisión podría estar cercana a los ocho años pero, dado que se sometió a sentencia anticipada y ha colaborado con la justicia, ese monto podría ser reducido a la mitad e incluso llegar hasta el beneficio de la detención domiciliaria.Sin embargo, ya el viernes la situación penal de Medina era más complicada. De un lado, la Fiscalía en Santander la llamó a indagatoria por un presunto caso de secuestro de funcionarios de Barrancabermeja en 2000. Lo extraño es que la pesquisa judicial duró archivada siete años y sólo ahora se vuelve a activar, precisamente cuando la ex parlamentaria es la principal acusadora del Gobierno en la presunta compraventa de apoyos parlamentarios para aprobar la primera reelección presidencial. Y como si fuera poco, le empezaron a aparecer otros posibles procesos penales por transacciones poco claras con cheques y otras anomalías.
Pero lo más grave de todo es que el Gobierno terminó comprobando que ella sí llamó a la Casa de Nariño, otros altos funcionarios e incluso al hijo del presidente Álvaro Uribe para, según la versión del Ejecutivo, chantajearlos porque no le daban contratos en Ecopetrol ni le cumplían otras promesas burocráticas. Esas prebendas, según la versión de Yidis, son las que le habían ofrecido para compensar su voto legislativo afirmativo por la reelección presidencial inmediata.
Al final de la semana, tras negarlo insistentemente, Yidis, por intermedio de su abogado, terminó aceptando que sí había llamado a Tomás Uribe. Es claro que esta mentira y otras que el Ejecutivo dice puede comprobar afectan la credibilidad del testimonio de la ex congresista sobre la forma en que, presuntamente, el Gobierno le incumplió los sobornos prometidos y las maniobras que realizó ella para forzar que le dieran lo anunciado, la última de las cuales habría sido la publicación de un libro contando todo lo sucedido y auto-incriminándose conscientemente.
Inconsistencias gubernamentales
Pero a la contraparte tampoco es que le haya ido mejor. De un lado, los comunicados del Gobierno en donde habla de que hace cuatro meses Yidis había empezado a “presionar” para que le dieran contratos en Ecopetrol se chocaron de entrada con un interrogante certero: ¿si ello fue así, por qué en ese preciso momento no se puso la denuncia penal respectiva, dado que la conducta de la que se señala a Medina era un delito evidente? ¿Qué motivó al Gobierno a creer que todo se acababa con simplemente no ceder a la presión ilegal de la ex parlamentaria, en lugar de denunciarla, como es obligación de todo funcionario público que tiene conocimiento de una actitud criminal?
Pero las dudas en torno a la actuación del Gobierno no terminan allí. Ya es un secreto a voces que el ex ministro del Interior y Justicia, Sabas Pretelt, y el ex viceministro Hernando Angarita tendrían una grabación de la reunión entre éste último y Yidis, en la que, al parecer, se habló de cargos burocráticos y la ex parlamentaria trajo a colación que le habían incumplido las promesas hechas a cambio de votar la reelección presidencial. ¿Por qué no aparece esa grabación? ¿Si estos ex funcionarios dicen que no tienen nada que esconder, por qué no le entregan a la Fiscalía la que debería ser la prueba reina de que Medina sí estaba presionando? ¿Y por qué Angarita y Pretelt no denunciaron a la ex congresista después de la reunión en la que ella amenazó con denunciar al Gobierno por el caso de los presuntos sobornos que el Ejecutivo niega haber ofrecido y entregado?
Tampoco resultó muy a favor de la defensa de la Casa de Nariño, que el secretario general de la Presidencia, Bernando Hoyos Villegas, admitiera ante la Procuraduría que sí se reunió con Medina, pero que lo hizo para decirle que “no era bueno” que escribiera un libro con el escritor Alfredo Serrano sobre lo acontecido en la votación del proyecto de reelección en la Comisión I de la Cámara de Representantes en junio de 2004.
Moreno, citando como testigo a una de sus asistentes, asegura que en esa reunión Medina le pidió unos contratos de Ecopetrol para una empresa de amigos suyos, a cambio de no publicar nada. ¿Si ello es así, porque el Secretario no denunció de inmediato a la ex parlamentaria por el evidente caso de extorsión? ¿Por qué Moreno, al igual que Pretelt, Angarita y hasta el hijo del presidente Uribe guardaron silencio sobre el grave asunto y sólo ahora que Yidis confesó que sí recibió sobornos, salen a decir que fueron presionados por la ex congresista?
Otro de las circunstancias que no queda muy clara se refiere a si el presidente Uribe habló o no con Medina a comienzos de junio para pedirle que votara por el proyecto de la reelección inmediata.
Cuando el escándalo estalló los voceros gubernamentales negaron que esa conversación, en los términos que relata Yidis, quien afirma que hasta de un consulado habló con el Jefe de Estado, se hubiera dado.
Hasta el momento, el Presidente ha aceptado que sí se reunió con la ex parlamentaria pero que ésta “nunca me habló de puestos” sino de necesidades de su región.
El Jefe de Estado también aseguró inicialmente que “creo no haber pedido a congresista alguno en particular que votara el Acto Legislativo. Si alguien recibió ese pedido mío, le ruego expresarlo”. Pero ya en un comunicado del jueves pasado, Uribe afirma “No he negado reuniones con la señora Medina como las he tenido con muchísimos parlamentarios. Ella afirma que le pedí votar favorablemente el acto legislativo; es posible que así hubiese sucedido”.
Por otra parte, el que Uribe diga que sólo hace pocos días se enteró de las acciones de chantaje que protagonizaba Yidis, no es una excusa válida que borre el hecho de que sus funcionarios y ex funcionarios así como su propio hijo no hubieran denunciado oportunamente ante la Fiscalía las presiones ilegales que dicen haber recibido de la ex parlamentaria.
Por otra parte, el que Uribe diga que sólo hace pocos días se enteró de las acciones de chantaje que protagonizaba Yidis, no es una excusa válida que borre el hecho de que sus funcionarios y ex funcionarios así como su propio hijo no hubieran denunciado oportunamente ante la Fiscalía las presiones ilegales que dicen haber recibido de la ex parlamentaria.
Distinciones necesarias
Sin embargo, el que se pueda llegar a comprobar que hubo presiones y hasta presuntos chantajes por parte de Yidis debido al supuesto incumplimiento de los sobornos y las prebendas que le ofrecieron, no significa que éstas no se hayan dado.
Eso debe quedar claro, más aún porque aquí no se trata ya de un caso de palabra contra palabra, sino de que la Sala Penal de la Corte dio veracidad a lo confesado por la ex congresista santandereana y con base en ello, debido a que el cohecho es un delito de doble vía, no sólo pidió a la Fiscalía investigar a varios funcionarios y ex funcionarios del Gobierno sino que, además, remitió a la Comisión de Acusación e Investigación de la Cámara de Representantes todo el expediente, y allí ya los parlamentarios encargados del caso decidieron abrir pesquisas preliminares para establecer si el Presidente de la República incurrió en una actitud ilegal. La Procuraduría, a su turno, también adelanta la respectiva indagación. Como se ve, será en los tribunales y lejos de la caja de resonancia mediática en donde cada una de las partes deberá sustentar sus respectivas tesis.
Además, las consignaciones a las cuentas del detenido ex parlamentario Teodolindo Avendaño, el acervo probatorio que permitió encarcelar al ex senador Iván Díaz Mateus y los pagarés firmados por personas a las que, presuntamente, Yidis hizo nombrar como parte de las cuotas burocráticas que le habría dado el Gobierno, son piezas procesales documentales que deben ser sopesadas más allá del cruce de réplicas y desmentidos.En medio de todo este escenario confuso y en el que ninguna de las partes, ni la acusadora como tampoco la señalada, han logrado quitarle el piso completamente a la rival, lo único que resta es esperar a que los procesos penales, disciplinarios y el que adelanta el Congreso den la claridad necesaria.
La Corte Suprema avanza a un buen ritmo pero no ocurre igual en la Fiscalía en donde el Vicefiscal -que asumió el caso tras el impedimento presentado por el jefe del ente acusador Mario Iguarán- no hay iniciado los respectivos interrogatorios a Pretelt, Palacio, Moreno y otros funcionarios y ex funcionarios. En este aspecto la Procuraduría ya tiene un terreno avanzado y se espera que en pocas semanas tome las primeras decisiones de fondo. La Comisión de Investigación de la Cámara, con todas las limitantes que registra y en medio de un evidente clima de politización, parece también empezar a tomar la dinámica que se requiere.Por ahora, lo único que queda es esperar a que la justicia y los entes de control den luces sobre este escándalo. Mientras tanto al país parece que no le queda opción distinta a seguir presenciando el triste espectáculo de ver a un Presidente de la República enfrentado a una ex congresista presa intercambiando acusaciones criminales.
El Espectador Editorial 14 Junio 2008 - 2:05am
El Espectador Editorial 14 Junio 2008 - 2:05am
Más allá del cruce de comunicados
LA SEMANA QUE TERMINA ESTUVO DOminada por el espectáculo, entre grotesco y cómico, del cruce de comunicados públicos entre el Presidente de la República y la ex congresista detenida Yidis Medina, alrededor de las investigaciones que sobre lo que se ha dado en llamar la yidispolítica vienen adelantando la Procuraduría, la Fiscalía, la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes y la Corte Suprema de Justicia.
Seis comunicados, al menos hasta la hora de escribir estas líneas, llevaba emitidos el presidente Uribe y cinco la ex congresista Medina, en medio de la sorpresa general.
Desconcierta, en primer término y preocupa también, ver al Presidente de la República en persona dedicando su valioso tiempo y su atención a dar una pelea pública para demostrar la poca credibilidad de una ex parlamentaria de poca monta. Difícil de sustentar la estrategia de la defensa jurídica del Gobierno en el escándalo, pues la tarea para conseguir ese objetivo era de por sí bastante simple, sin haber tenido que involucrar la majestad del primer cargo de la Nación en semejante espectáculo.
Yidis Medina está presa porque ha confesado ya que entregó su voto para la aprobación de la reelección presidencial inmediata a cambio o al menos en espera, eso lo habrán de determinar las varias investigaciones que se siguen— de una serie de dádivas gubernamentales. De manera que, de entrada, es claro que no es persona de confiar. Tanto más cuando trabajos periodísticos e incluso casos judiciales de tiempo atrás la muestran involucrada en actividades de dudosa legalidad, incluidas investigaciones por secuestro, vínculos con grupos guerrilleros y fraude procesal.
Claro, además de todo esto, la defensa del Gobierno quiere demostrar que Yidis Medina estuvo chantajeando al propio Presidente de la República, a su familia y a varios funcionarios de su Gobierno para guardar silencio sobre el caso que los involucra directamente, el de cohecho en la aprobación de la reforma constitucional que permitió la reelección inmediata.
Lo cual, si bien deja mal parada a la ex representante a la Cámara por Santander y pone en evidencia la motivación aparente de su “destape”, no desvirtúa el delito que se investiga y, antes bien, deja la sensación de que la ex congresista lo que quería era mantener la misma relación que en su momento, según sus denuncias, funcionó durante el trámite legislativo de la reforma constitucional.
En otras palabras, que Yidis Medina quería revivir las dádivas que en su momento presuntamente recibió, a cambio de no denunciar. Para lo cual ciertamente estaba preparada desde el comienzo, como se deduce de la entrevista que había dejado en remojo y apenas ahora se conoció y de las grabaciones que dice tener de sus reuniones con funcionarios del Gobierno en los días de la votación.
Todo esto habrán de dilucidarlo las autoridades judiciales que tramitan las investigaciones sobre el caso. Y ante ellas es que se deberían estar dando estas batallas de credibilidad y de denuncia de delitos adicionales, y no a través de la Secretaría de Prensa de la Casa de Nariño.
Porque la salida a la palestra del Presidente de la República a dar esa batalla, si bien efectiva para dejar en evidencia las mentiras y contradicciones de la acusada y denunciante ex congresista, deja abiertos nuevos interrogantes ante la opinión. Como ya algunos han señalado en estos días, si hace un año o más se presentó el chantaje que apenas ahora se quiere destapar, ¿por qué el Presidente, su familia o los funcionarios no hicieron la denuncia a tiempo como era su obligación? Y como corolario de esta pregunta es inevitable preguntarse también si el despliegue mediático de esta semana tiene más de estrategia de comunicaciones para opacar el escándalo, que de defensa judicial ante las acusaciones.
Las diferentes instancias judiciales que llevan el caso deben ceñirse a las averiguaciones e investigaciones pertinentes y abrir las nuevas que correspondan —como ocurrió el viernes con el llamado a indagatoria a Yidis Medina por el presunto delito de secuestro extorsivo—, sin dejar que los casos se mezclen o que el ruido en el ambiente las contamine. A su vez, los abogados de parte y parte deben centrar sus esfuerzos en llevar sus casos ante ellas, antes que entrar en campañas de comunicación que en nada contribuyen al trabajo normal de la justicia. Y, por sobre todo, el Presidente de la República debe evitar dejar que se involucre la majestad de su cargo y la atención de su Gobierno en asuntos accesorios.
Técnicas de información
Por: Darío Fernando Patiño
AY REVUELO ENTRE LOS MEDIOS con el rumor de que la Casa de Nariño publicaría un manual para indicarles a los periodistas cómo elaborar la información oficial.
Técnicas de información
Por: Darío Fernando Patiño
AY REVUELO ENTRE LOS MEDIOS con el rumor de que la Casa de Nariño publicaría un manual para indicarles a los periodistas cómo elaborar la información oficial.
Pero aunque el secretario de Prensa, César Mauricio Velásquez, ya aclaró que es un texto para uso interno, yo tenía algunas sugerencias por si decidiera hacerlo público.
Recomendaría un capítulo para explicar las estrategias de los altos funcionarios del Estado. Para
algunos ejemplos están el Ministro de Defensa y el propio Presidente:
El dato suelto: una noticia tan importante como la muerte de Tirofijo no se informa, se insinúa.
La confusión: esta semana en La W Radio, el ministro Santos reveló que las tropas “vieron a los tres norteamericanos (secuestrados), inclusive los oyeron hablando en inglés entre ellos (…) presumían que Íngrid estaba con ellos, pero como estaban del otro lado del río no pudieron certificar esa información”. Muchos no pudimos entender cómo se podía desde el otro lado del río oír conversaciones en inglés, pero no ver si una mujer estaba con ellos. Tampoco cuál era el propósito de ese “dato”.
La advertencia: el 19 de febrero el Ministro dijo en Caracol Noticias: “Porque Alfonso Cano o cualquier otro miembro del secretariado sabe perfectamente que estamos cada vez más cerca, porque sus círculos de seguridad están cada vez más débiles, porque los tenemos infiltrados en el caso de Alfonso Cano (…) y por eso esta operación que estamos haciendo (en el Cañón de Las Hermosas) lo que hace es ir al corazón del círculo de seguridad de Alfonso Cano”.
La negación: Un día después del “fallecimiento” de Marulanda le preguntamos en rueda de prensa a Santos: “¿Si Alfonso Cano estaba rodeado, la siguiente persona en caer podría ser él?”
Respondió: “Lo que se dijo sobre Alfonso Cano realmente no era cierto, no estaba rodeado, sí hay algunos operativos muy intensos contra él… pero no era cierto que él estuviera rodeado como se dijo en el momento”.
Respondió: “Lo que se dijo sobre Alfonso Cano realmente no era cierto, no estaba rodeado, sí hay algunos operativos muy intensos contra él… pero no era cierto que él estuviera rodeado como se dijo en el momento”.
Ante la duda del periodista de por qué se había “soltado” esa versión del cerco, el Ministro aseguró: “Fueron los medios de comunicación, nosotros no lo dijimos”.
El presidente Uribe también acostumbra combinar diversas formas de comunicación:
La entrevista concertada. Larga y serena.
La entrevista por asalto, cuando llama especialmente a una emisora. Larga y agitada.
La rueda de prensa, cuando invita a los periodistas y luego los confronta.
Y ahora, la sucesión de comunicados que sirve para seguir en público y en simultánea, procesos jurídicos como el de Yidis.
Hay muchas más técnicas y ejemplos, (en ocasiones son simples metidas de pata) pero en justicia, no son patrimonio de los funcionarios. El ex presidente Gaviria parece estar usando un método para pagar con la misma moneda, la vaguedad de Uribe sobre la reelección: negar que será candidato, pero decir que el liberalismo no cierra ninguna puerta y que no hace concesiones anticipadas. Ni Rafael Pardo logra explicarlo.
Viéndolo bien, un manual para entender la información de un gobierno sería útil, pero no como aporte de ese gobierno, sino como un trabajo individual para quien quiera y como lo quiera hacer. En todo caso, recomendaría un epígrafe para este capítulo: siempre que un hombre público hable, tenga en cuenta que antes ha dicho lo contrario o muy pronto lo dirá.
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Mi solidaridad con el sociólogo Fabián Sanabria, el decano más joven de la Nacional. Nombrado por sus méritos públicos y atacado por su vida privada. ¿Esa es la tolerancia en la universidad pública?
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Mi solidaridad con el sociólogo Fabián Sanabria, el decano más joven de la Nacional. Nombrado por sus méritos públicos y atacado por su vida privada. ¿Esa es la tolerancia en la universidad pública?
Notas de Buhardilla
Mentiras y abusos
Por: Ramiro Bejarano Guzmán
Mentiras y abusos
Por: Ramiro Bejarano Guzmán
Las versiones del presidente Uribe, Sabas Pretelt, Diego Palacios, Bernardo Moreno, acerca de que jamás hablaron con Yidis de la reelección y no le ofrecieron nada a cambio de su esquivo voto para que se aprobara el proyecto, se estrellan contra los hechos tozudos.
Por donde se levante una piedra en esa montaña de la reelección, aparece nombrado un recomendado de Yidis. El Gobierno lo niega, pero no puede ocultar que varios de los nombrados remuneraron el favorcito a la ex parlamentaria. ¿A título de qué esos servidores públicos designados le pagaron de muy diversas maneras? ¡Por algo será!
Que Yidis ha mentido, también lo creo. El Gobierno demostró que de uno de los teléfonos celulares de esta mujer sí se hicieron llamadas al empresario Tomás Uribe, el 24 de julio de 2007. Que lo haya negado es un indicio en contra suya, pero eso en vez de absolver a Uribe y su cohorte, por el contrario los compromete más.
Sí, aun asumiendo que el Gobierno demostró que Yidis llamaba en julio de 2007 a Tomás (¿eran amigos?) y que el presidente Uribe dio la orden de que nadie hablara con ella porque interpretó esas comunicaciones como un chantaje, no ha podido justificar otras inconsistencias.
¿Por qué el mandatario que en vivo y en directo destituye o mete a la cárcel a otros servidores incompetentes o corruptos, o los amenaza con romperles la cara, en esta ocasión, cuando la víctima de la supuesta extorsión era su vástago, guardó silenció? Raro que sólo 11 meses después Uribe denunciara el hecho, echando mano de testigos cercanos, como su esposa e hijos y otro de los implicados, Bernardo Moreno. ¿Por qué si la tenían por chantajista en julio de 2007, en febrero de 2008 el Secretario de la Presidencia la recibió en la Casa de Nariño y todos quisieron hablar con ella?
Y algo más sospechoso todavía. Si Yidis simplemente le expresó a Tomas que le dijera a su padre que iban a pasar cosas muy graves ¿cuál la razón para que Uribe concluyera que era un chantaje? ¡El que la debe la teme!
El Gobierno no tiene que demostrarnos que Yidis es delincuente; eso está probado, con su propia confesión. Lo que Uribe y sus subalternos están en mora de justificar es la razón por la cual a sabiendas de que se trataba de una bribona, intimaron con ella y consiguieron que cambiara el voto que permitió al mandatario quedarse ilegítimamente en el poder. Es esa la falta, que la historia no olvidará.
De otro lado, indignante el abuso de poder. El Presidente y sus subalternos utilizan sus investiduras para ambientar en los medios la tesis de que Yidis es culpable del cohecho en el que sólo incurre quien pide prebendas, no del que involucra además a quien ofrece o paga las dádivas. Con eso buscan presionar a la Corte para que condene a la ex parlamentaria sólo por el soborno que no los compromete, y ponerse ellos a salvo. Pero además, usan los bienes del Estado para fabricar las pruebas en su defensa.
Valiente manera de vencer a una contraparte, que está presa, no tiene audiencia en los medios, ni cuenta con recursos estatales, para conseguir pruebas o pedir a las multinacionales de la telefonía que faciliten información que no entregan con facilidad ni a sus usuarios.
Señor procurador Maya: Si hay unos funcionarios implicados que usan su poder para defenderse y atacar a un contendor, además para soterradamente presionar a la justicia, deberían ser suspendidos temporalmente de sus cargos. Eso al menos, manda la ley.
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Adenda.- Cómo así que Juan Manuel Santos se enfurece con la Corte Suprema, porque pidió a Scotland Yard que revise los computadores de Raúl Reyes, en vez de aceptar a ciegas el concepto de Interpol. Eso, más que un desacato, es una ofensa brutal a la majestad e independencia de la justicia.
notasdebuhardilla@hotmail.com
notasdebuhardilla@hotmail.com
Preguntas al Sr. Uribe
Por: Felipe Zuleta Lleras
Primer Comunicado:
“Siempre supuse que la señora Yidis Medina votaría favorablemente el Acto Legislativo sobre reelección...”. Y entonces, ¿a cambio de qué le hicieron los nombramientos a sus recomendados?
“Nunca me habló de puestos”. ¿De qué hablaban?
“Nunca me habló de puestos”. ¿De qué hablaban?
“Debe tenerse en cuenta que este Gobierno ha introducido y practicado la meritocracia”. ¿Qué tipo de meritocracia aplicó en los siguientes nombramientos: Salvador Arana, (preso); Jorge Noguera y Roger Taboada (temporalmente fuera de la cárcel por un tecnicismo), Luis Camilo Osorio (investigado), Benito Osorio, ex gobernador de Córdoba (renunciado por sus vínculos con los paras), Fernando Londoño (de autos conocido) y el coronel Plazas Vega (preso)?
“Creo no haber pedido a congresista alguno en particular que votara el Acto Legislativo”. Curioso que tan solo crea, pero en cambio se acuerde tan bien de detalles como que no usaba gafas cuando según Virginia Vallejo usted le mandó saludes al Patrón (Escobar) hace más de 20 años.
“Si alguien recibió ese pedido mío, le ruego expresarlo”. ¿Acaso cree Sr. Uribe que los parlamentarios van a confesar sus delitos?
“Cuando supe que la señora Yidis Medina chantajeaba a compañeros de Gobierno y también a mi familia, dije a unos y otros que no le pasaran al teléfono, que ella hiciera lo que quisiera porque el Gobierno nada tenía que ocultar”. ¿Y por qué usted no denunció el chantaje? Sabe Sr. Uribe que a usted como Presidente le toca denunciar la comisión de cualquier delito? Resulta sorprendente que haya denunciado a dos magistrados de la Suprema por unas llamadas y no lo haya hecho con una señora que extorsionaba a su hijo.
“Los investigadores deben analizar los antecedentes penales que empiezan a conocerse sobre la señora Yidis Medina”. ¿Y por qué no los investigó usted primero antes de permitir a su hijo relacionarse con Yidis?
Segundo Comunicado:
“¿En qué consistió el chantaje? Llamó a miembros de mi familia a decirles que le dijeran al Presidente que necesitaba hablar con él, porque iba a pasar algo muy grave.” ¿Y en qué quedó el ciudadano que sacaba los bandidos a bala de su finca?
Tercer Comunicado:
“La señora Yidis Medina niega haber hablado con miembros de mi familia. Bajo la gravedad de juramento, reitero ante el país, que la señora llamó a uno de mis hijos, insistentemente, a pedirle que necesitaba hablar con su papá, porque iba a pasar algo muy grave”. ¿Para qué jurar si tenía los recibos de las supuestas llamadas?
“Mi hijo declarará ante las autoridades competentes”. ¿Y por qué no lo hizo antes? ¿Será que pretendía ocultar su cercana relación con Yidis?
“Ella afirma que le pedí votar favorablemente el Acto Legislativo; es posible que así hubiese sucedido”. ¿Y por qué el primer comunicado niega que le haya pedido a algún parlamentario votar la reelección?
Cuarto comunicado:
“La señora Yidis Medina llamó por lo menos tres veces a mi hijo Tomás Uribe”. ¿Y qué relación hay entre ellos como para que hablen tanto? ¿Acaso se conocían bien? ¿Se vieron alguna vez? ¿En qué contexto? ¿Cómo explica que ella tuviera el celular de su hijo?
Como dice el refrán, Sr. Uribe: No aclare que oscurece.
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Como dice el refrán, Sr. Uribe: No aclare que oscurece.
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Escarbando
Por: María Teresa Herrán
¿Es esta lluvia de comunicados sobre Yidis Medina (ver página web de la Presidencia de la República) un nuevo estilo que le da buena imagen ante el mundo a la Presidencia colombiana?
¿O se trata más bien de una reacción a los llamamientos a declarar que hizo y parece que hará la
Corte Suprema a los funcionarios implicados?
Con esta moda de comunicados presidenciales emitidos “bajo la gravedad del juramento”, ¿inaugura el presidente Uribe la estrategia de dar declaraciones anticipadas a la Comisión de Acusaciones, compulsando copias para lo pertinente —como diría el señor Fiscal— a la Procuraduría, a la Fiscalía y a la Corte Suprema?
¿O es simplemente una presión desinstitucionalizadora, apelando al “pueblo” ante quien jura y pide justicia?
¿Qué opinaría Monseñor Escrivá de Balaguer sobre ese juramento ante el pueblo del señor Presidente? ¿Que todo es por el bien de la Patria?
La “meritocracia” que dice haber “impulsado y practicado el gobierno” ¿se refiere al nombramiento del señor Arana como Ministro Plenipotenciario en Chile, hecho por el presidente Uribe después de haber conocido públicamente en un consejo comunitario el comportamiento de dicho señor?
“La probidad privada y pública” de los compañeros de gobierno del señor Presidente, ¿se referirá al ex director del DAS, nombrado por el doctor Uribe?
Aun creyendo lo que expresan estos comunicados de la Casa de Nariño (en el sentido de que el señor Presidente nunca supo de las andanzas de Yidis o es víctima de chantaje), ¿son prueba de que no hubo cohecho?
¿Esta curiosa utilización del poder presidencial demuestra acaso que sus subalternos, implicados en las cuestionadas conversaciones, tampoco estimularon esos ires y venires de la inefable Yidis?
¿Se tratará de un episodio presidencial de la nueva telenovela “a mis espaldas“, o el preludio de una alocución presidencial sobre chantaje que copará todo el espectro electromagnético?
¿Se tratará de un episodio presidencial de la nueva telenovela “a mis espaldas“, o el preludio de una alocución presidencial sobre chantaje que copará todo el espectro electromagnético?
1 comentario:
Definitivamente hay que seguir evidenciando esta serie de inconsistencias que presenta el regimen de este narcoparaclientelista gobierno y denunciar para que la gente incauta no vuelva a votar por la reeleccion del dictador.
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