La influenza desvía la atención en el mundo
El sociólogo suizo Jean Ziegler, ex relator especial de la ONU, dijo que el manejo oficial de la gripe A hace olvidar los verdaderos problemas mundiales como el hambre, y describió la política de información de la OMS como una campaña que genera miedo y que no tiene relación con los problemas actuales.Ziegler, que es especialista en Derecho para la Alimentación y profesor de sociología en la Universidad de Ginebra y la Sorbona de París recordó que "de los cerca de 6.200 millones de personas han muerto unas decenas en las últimas semanas" por la gripe A, pero "100.000 mueren a diario de hambre y de sus consecuencias inmediatas".
En una entrevista con la agencia DPA afirmó que "cada cinco segundos muere un niño menor de diez años víctima del hambre. "Y eso es algo que aceptamos con una normalidad que hiela el alma".
"Cerca de 953 millones de personas sufren de malnutrición grave permanente. Y no hay ni ruedas de prensa para ellos ni movilización internacional", se quejó.Asimismo, calificó de vergüenza el hecho de que un alto representante de la OMS se pare frente a los micrófonos para decir que 2.000 millones de personas están en riesgo ante el nuevo virus mutado H1N1.
“El que vea como discurre la enfermedad está actuando de forma irresponsable si dice esas cosas”.
El ex directivo de las Naciones Unidas afirmó que "ya se está discriminando a México" y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) "tiene la obligación de velar por la salud a nivel internacional. Pero tiene que cuidar las proporciones y no meterle miedo a la gente".
Ziegler afirmó que lo que ocurre con la nueva gripe es que "el mundo solo se alarma cuando los ricos se sienten amenazados. Eso muestra nuestra ceguera y en último término, nuestra frialdad de corazón y nuestro cinismo".Además sugirió que los laboratorios farmacéuticos "pudieran estar detrás dirigiendo como timoneles la información".
"Están sufriendo la crisis mundial y tienen las patentes de los antigripales que son acumulados ahora en todo el mundo", argumentó y recordó que "las enfermedades globales como el SARS y la gripe aviar les llenaron las arcas de dinero".
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TELAMHambre la verdadera pandemia
Por: Juan Antonio Puche López
A pesar de la profunda crisis que nos azota, todavía hay economistas ociosos que en lugar de estar sugiriendo posibles salidas y soluciones, se entretienen calculando el coste que la reciente y supuesta pandemia, de la ahora llamada gripe A, puede tener para la economía.
Dejando al margen las trágicas muertes en nuestro país hermano México, resulta un poco extraño darle el calificativo de pandemia y crear una alerta como la que se ha establecido para una enfermedad que sólo provoca débiles síntomas y se frena con un simple antiviral.
Lo que quiero decir es que la pandemia más mortífera que realmente asola nuestro planeta es el Hambre en el Mundo.
Mientras los mal llamados países ricos buscamos soluciones a la obesidad, en los también mal llamados países del tercer mundo, la gente muere por no tener qué comer.
Esto aparte de una pandemia de verdad, es un genocidio consentido y tolerado por todos nosotros, en mayor o menor medida y el coste económico de esta inmoralidad sí que es digno de análisis.
El más influyente y controvertido Secretario de Estado que han tenido los EE.UU., Henry Kissinger, dijo allá por los años 70, una de esas frases lapidarias que quedan para la Historia: “Controla el petróleo y controlarás a los países. Controla los alimentos y controlarás a la gente”.
Desde entonces, la política exterior norteamericana ha estado tomando buena nota de esta sentencia y en numerosos documentos desclasificados, se alude al hambre como una forma de control demográfico y de natalidad.
Evidentemente los EE.UU. no son los únicos causantes de esta situación, pero sí constituyen el ejemplo más patente por su enorme influencia sobre el resto del mundo.
Un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), revela que la cantidad de seres humanos con hambre continúa aumentando a pesar de bienintencionadas declaraciones en costosos foros y cumbres de alta seguridad, siendo África el continente más maltratado.
Los recursos aplicados por las familias a la alimentación en la Unión Europea son de un 20 % de su renta aproximadamente, mientras que en los países más pobres alcanza el 65 %. Por eso cualquier pequeña alteración en los precios de productos tan básicos como el trigo, arroz o maíz, tienen un impacto tan fuerte sobre sus economías domésticas.
El fuerte crecimiento de la demanda de países emergentes como la India o China, que aspiran lógicamente a comer más y mejor y las nuevas tecnologías de bioenergía (bioetanol, biodiesel, etc), por más que los ecologistas lo nieguen, han tirado de los precios al alza en estos años. Pero hay un componente del precio que todos conocemos y que está siempre presente y es la especulación.
Estamos hartos de ver cómo nuestros agricultores denuncian el precio que reciben por sus frutas y hortalizas en origen y cómo se va inflando hasta llegar a los lineales y estanterías de comercios, supermercados y grandes superficies.Si esto sucede aquí y es tan fácil hacerlo sin que pase nada, imaginemos lo que hacen las grandes multinacionales de la alimentación con las materias primas que compran a estos países. Se unen y presionan a la baja para comprar lo más barato posible productos como café, té, cacao, soja, etc, que conforman el sustento de millones de agricultores y cooperativas por todo el mundo, pagando por ellos unos precios irrisorios y que nos llegan luego a los consumidores finales a unos precios que nada tienen que ver con el inicial.Por si acaso esta presión no fuera suficiente, en Chicago hay creado el mercado de futuros más importante del mundo, que viene a ser como una Bolsa donde en lugar de negociar acciones de empresas, se negocia con alimentos. Y como en todo mercado, se fijan unos precios y éstos van a ser usados de forma maliciosa como referencia por las grandes corporaciones de alimentación para imponerlos luego en sus compras a los agricultores.No estoy criticando la existencia de estos “casinos de alimentos”, de hecho en Jaén tenemos el Mercado de Futuros del Aceite de Oliva, que funciona muy bien y valoro positivamente. Lo que digo es que la especulación, presente siempre en el juego de la oferta y la demanda, no puede ser quién marque el ritmo en el precio de los alimentos, porque estamos hablando de productos básicos, necesarios para la vida y del trabajo de millones de personas que viven de lo que da la tierra.
Existe un claro consenso y convencimiento de que en nuestro Planeta se generan alimentos suficientes para todos. El problema reside en su distribución y en los oscuros intereses por manipular un precio más o menos alto.La muerte por inanición es siempre terrible, pero más aún en el caso de los niños. Todos tenemos en nuestra mente dramáticas imágenes de criaturas esqueléticas y vientres hinchados, agonizando en brazos de sus madres. Se estima que nace un genio superdotado por cada 33.000 nacimientos. Quién sabe si alguno de estos pequeños que estamos perdiendo, con una adecuada alimentación y educación, podría ser en el futuro un brillante y prestigioso científico que dé con alguna vacuna o fórmula que acabe con enfermedades que todavía no tienen cura y de paso con algunas tan “peligrosísimas” como la gripe A.... o mejor aún, que acabe con la estupidez humana y con esta hipocresía e indecencia que condena al hambre y a la muerte a millones de seres humanos, constituyendo un genocidio por el que rendiremos cuentas en su momento.
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Andalucía Informacióntomado:
http://elvitalista.blogspot.com/2009/05/influenza-desvia-la-atencion.html1000 millones de hambrientos en el mundo
La cifra de personas hambrientas en el mundo pronto podría llegar a 1.000 millones, un récord, a pesar del reciente descenso en los precios de los alimentos, advirtió el miércoles la FAO.La crisis financiera, aunque ha ayudado a que bajen los precios mundiales de los alimentos, también ha llevado a una caída en el comercio y a una reducción en la ayuda para el desarrollo, de acuerdo con Jacques Diouf, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).Como resultado de la crisis, es probable que 104 millones de personas adicionales padezcan hambre este año, lo que significa que recibirán menos de 1.800 calorías al día, dijo Diouf a periodistas tras una reunión de dos días en París entre la FAO y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
"Nunca hemos visto tantas personas hambrientas en el mundo", afirmó Diouf.La cifra de personas que se considera están hambrientas también aumentó el año pasado, en 40 millones, y en el 2007, cuando 75 millones de personas más se unieron a los que padecen hambre, señaló el funcionario.Si los pronósticos para el 2009 se cumplen, eso significaría que aproximadamente 1.000 millones de personas -cerca de una sexta parte de la población mundial- tendrán hambre para fines de año, dijo.
A pesar de una caída del 30% en los precios de los alimentos a partir de junio del 2008, los precios de éstos en general siguen por encima de los niveles del 2006, indicó Diouf. Sin embargo, en el mundo en desarrollo, sólo han descendido entre 12 y 14% desde junio del 2008, manifestó el funcionario.Las encuestas muestran que los precios de los alimentos básicos en muchos países pobres prácticamente no han bajado.
El alza en estos precios impulsó un incremento de entre el 12 y el 13% en la producción en los países ricos. Pero las naciones en desarrollo -excluyendo gigantes como China, Brasil e India- sólo han visto un aumento del 0,4% en la producción alimenticia, "lo cual es contrarrestado totalmente por el incremento en la población", dijo Diouf.El jefe de la FAO y otros expertos en el congreso del miércoles pidieron que se asigne a la agricultura un mayor porcentaje de la ayuda que se destina al desarrollo de los países pobres."La seguridad alimentaria es una cuestión de paz y seguridad en el mundo", advirtió, haciendo énfasis en que la producción de alimentos tendrá que duplicarse para el 2050 tan sólo para mantenerse al mismo ritmo que el crecimiento de la población.
Diouf fue rotundo al solicitar que recaiga sobre la agricultura el 17 por ciento de la ayuda al desarrollo, como ocurría en los años setenta en la llamada "revolución verde", y no el 3,8% actual."No es un problema técnico sino político, de distribución de recursos" aseguró Diouf, quien subrayó la necesidad de que los Estados y las instituciones supranacionales inviertan en infraestructuras tales como carreteras, almacenes, sistemas de riego y en energía en los países en desarrollo para atraer a los inversionistas privados.Las recetas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para solucionar el problema pasan por tres líneas maestras.
La primera de ellas consiste en incrementar la ayuda al desarrollo y hacerlo de manera más eficiente y más rápida, ya que reconoce que existe un nivel de inversión por debajo del deseado y propone coordinar acciones y ofrecer su ayuda a la FAO.
La política de comercio y la apertura de los mercados agrícolas es la segunda de las necesidades detectadas por la OCDE, explicó su secretario general, Angel Gurría, quien señaló que incluso en un momento de alza de precios como el año pasado, los productores no se beneficiaron debido a las numerosas barreras del sector.Diouf, por su parte, se inclinó por que las ayudas a la agricultura no provoquen "distorsión" en los mercados y apeló a la "imaginación" para superar el "desafío técnico" que supone mantener las ayudas al sector sin caer en un proteccionismo que beneficie a los agricultores de los países ricos y perjudique a los de los países pobres, especialmente los africanos.
La tercera de las soluciones aportadas por la OCDE se centra en el "papel de las políticas locales", que estimulen el buen funcionamiento del resto de medidas que deben aplicarse al sector a nivel global para mejorar la seguridad alimentaria.
Los datos que maneja la FAO cifran en 32 el número de países que necesitan asistencia alimentaria urgente, de los que 20 se encuentran en el continente africano."Sin carreteras, sin almacenes, sin irrigación, sin energía... ¿qué inversor privado elegiría la agricultura", se preguntó en voz alta el director general de la FAO, quien aseveró que la responsabilidad última de la toma de decisiones dirigidas a incrementar la inversión para que los más pobres puedan comer está en los gobernantes de los Estados.
Por otro lado, evitó pronunciarse sobre el papel de los organismos genéticamente modificados (OGM) en la seguridad alimentaria ya que aseguró que en África prefiere ocuparse de temas como el agua o las carreteras."No digo que no haya oportunidades para los OGM, pero no es la prioridad", sentenció.